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Inicio Historia de Chile / Desarrollo Industrial / El regreso a la estabilidad

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Después de la accidentada etapa política vivida en Chile desde 1924, Alessandri representaba el retorno a la normalidad constitucional y la posibilidad de implementar la Constitución de 1925.

Sin embargo, también tenía una dura tarea por delante. Por un lado, debía hacer frente a la delicada situación económica, en la que el déficit fiscal llegaba a 400 millones de pesos de la época; los compromisos pendientes llegaban a 1.060 millones de pesos, y la deuda externa, cuyo pago estaba suspendido, ascendía a 450 millones de dólares. Asimismo, la industria salitrera estaba en la ruina. De modo que Alessandri debió llevar a cabo una profunda labor de saneamiento económico.

Por otro lado, quería imponer de manera decidida el presidencialismo e impedir el caudillismo militar. Por ello, uno de sus objetivos fue implementar medidas para que los militares volvieran definitivamente a sus funciones profesionales.

Así, Alessandri logró, tras un período en que debió gobernar con facultades extraordinarias, reimponer el orden constitucional, y en ello contó con la colaboración de todos los sectores políticos.

En materia económica, este gobierno consiguió, mediante la creación de la Corporación de Ventas del Salitre y Yodo (Covensa), en 1934, reducir el impacto de la crisis salitrera y lograr un repunte de esta actividad.

Los ingresos generados por el salitre permitieron reiniciar el pago de la deuda externa y poner en práctica un vasto programa de obras públicas. Se construyó el barrio cívico, el Estadio Nacional, la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, varios estadios provinciales, numerosas escuelas, caminos, puentes, entre otras. Gracias a todas estas obras, en tres años la cesantía casi desapareció.

Junto con las medidas económicas, se adoptó una serie de reformas políticas y legislativas, como la regularización de la constitución de las municipalidades, y se otorgó el voto a las mujeres para la elección de autoridades municipales (1934). Además, se dictaron importantes leyes que mejoraron la situación de los obreros y empleados, como la del sueldo mínimo y vital para empleados particulares, y la ley de medicina preventiva (1937).

El comienzo del descontento

Pese al mejoramiento económico que experimentó el país, había sectores que demandaban mayores cambios sociales y políticos. La lucha entre el gobierno y la oposición se vio agravada por dos hechos: los incidentes de Ranquil (1934), cuando se amotinaron los obreros de los lavaderos de oro de Llantén, por peticiones de mejora social, y que terminaron con la muerte de 200 personas; y la matanza del Seguro Obrero (1938), donde murieron más de 60 jóvenes nazis partidarios de Carlos Ibáñez. Al asumir el gobierno, Alessandri fue apoyado por demócratas, liberales, radicales y socialcristianos. Pero, en los últimos años de su administración, los radicales le retiraron su apoyo y pasaron a la oposición.

Así, en una cargada atmósfera política y con un país dividido, se llevaron a cabo las elecciones presidenciales de 1938. Pedro Aguirre Cerda fue el candidato del Frente Popular, que aunaba a socialistas, comunistas y radicales. Conservadores y liberales presentaron las candidatura de Gustavo Ross, ministro de Hacienda de Alessandri. Así, esta contienda presidencial fue presentada como la confrontación entre el marxismo y el fascismo.

Finalmente, Pedro Aguirre Cerda ganó la elección, y con este triunfo inició un nuevo período que llevó a la presidencia a tres políticos radicales.

Fuente: Icarito Diario La Tercera.